"¿ Qué es dibujar ?
¿cómo se llega ?. Es la acción de abrirse paso a través de una pared de
hierro invisible, que parece encontrarse entre lo que se siente y lo que se
puede..." (carta 237 a su hermano Theo).
Toda la breve vida de Vincent
Van Gogh
fue una odisea interior, una de las grandes aventuras artísticas y humanas de
los tiempos modernos. Su intenso amor por la humanidad, su lucha sin tregua
contra la propia soledad y contra las desdichas del prójimo lo llevaron a
intentar las más difíciles empresas. Pero para su desgracia en todas fracasó.
No es extraño, entonces, que un año antes que se quitara la vida, reflecionara que
quizá había encontrado la pintura cuando "ya no tengo dientes ni
aliento". Y es que verdaderamente si algún pintor descubrió por
su propia cuenta la pintura, ese fue Van Gogh. Porque si bien se sabe que a los nueve
años empezó a dibujar, su vocación se hizo presente cuando ya tenía 27 años de
edad y no se sentía atraído por el aprendizaje académico. Cierto es que se inscribió
en escuelas de pintura y practicó formalmente, junto a los pintores, pero no
llegó a Familiarizarce
con esas técnicas , prefiriendo seguir descubriendo por si mismo los secretos
del arte.
Haití,
una explosión de color. Tal vez Colón y su puñado de aventureros acuñaron
una simple pero expresiva frase parea describir lo que se hallaba frente a
sus ojos : "¡ una maravilla! ". Y la verdad es que tamaño
adjetivo parece encajar a la perfección en la impresionante belleza de
estos paisajes bucólicos, de exótica flora, playas de arenas negras, bahías
de aguas cristalinas, paisajes donde los colores son nítidos, y donde de
pronto, entran en escena esbeltos personajes con trajes llamativos,
llevando en la cabeza un cesto repleto
de frutas o el tradicional sombrero de paja, yendo al mercado desde sus
casas rústicas. Un conjunto que se mueve en una incesante acción
multicolor. Esta atmósfera típica de Haití, de inmediato hace impacto,
así como un cuadro que bien puede ser fruto de los pinceles de sus ya
famosos artistas locales. Escenas cotidianas
del mercado , enamorados en los balcones, los tap-tap (camionetas
taxi) repletas de gente, son algunos de los símbolos de la nación , que
se reflejan en los cuadros de vivos colores de sus pintores naif.
Naif, ingenuos, primitivos, estos artistas haitianos, constituyen algo así como un "rasgo de carácter" de este pequeño país. Pero ¿ cómo surgió aquí este movimiento? ¿ por qué existen tantos artistas naif en una isla en medio del Caribe?. Esta faceta artística de Haití es uno de los resultados más significativos de un largo proceso en busca de una identidad nacional y está íntimamente ligada a su historia, desde el descubrimiento del lugar, la mezcla de etnias, el sometimiento , la piratería de la época disputando la primacía , las misérrimas condiciones de vida y las ideas que provenían del proceso revolucionario que vivía Francia; fueron los factores que ayudaron a desencadenar fuertes sentimientos de liberación en la pequeña colonia.
Ya
lograda su emancipación, la pintura haitiana ha sido un vehículo para la
afirmación cultural de un fenómeno que tiene sus raíces en remotas
tradiciones africanas.
Hoy, madura y serena, trata de explorar nuevos horizontes, jóvenes pintores - no ya jornaleros o sacerdotes del "vudú" que también pinta - investigan más allá de este mundo que han heredado, con sus infinitas posibilidades de colores y formas.
Hoy, madura y serena, trata de explorar nuevos horizontes, jóvenes pintores - no ya jornaleros o sacerdotes del "vudú" que también pinta - investigan más allá de este mundo que han heredado, con sus infinitas posibilidades de colores y formas.
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